A través del cristal de mi Asperger
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Mi nombre es Lucía, soy psicóloga y también soy asperger. Hace un tiempo escribí mi experiencia con este síndrome con el único propósito de brindar luz a quienes viven con él y a quienes aún no son diagnosticados y diagnosticadas. Espero les sea útil.
Rara, callada, dispersa, ausente… muchos fueron los calificativos que alguna vez me atribuyeron.
Podría compilar un diccionario de comentarios descriptivos que la gente suele hacer cuando algo no cabe dentro de su parámetro de “normalidad” pero, ¿sabes qué? La “normalidad” no es más que una representación de la persona, es sólo una aproximación, una interpretación, subjetividad… no es la realidad, y la concepción que tenemos los unos de los otros no simboliza en absoluto nuestra identidad.
Asperger, un tema de análisis relativamente nuevo… ¿Enfermedad? No. ¿Discapacidad? Tampoco. Síndrome es la palabra apropiada, comprendiendo un síndrome como el conjunto de signos y síntomas que suelen caracterizar una determinada condición.
En la versión más actualizada del DSM, el Síndrome de Asperger se encuentra bajo los Trastornos del Espectro Autista (TEA), compartiendo parámetros y rasgos.
La teoría es amplia, a pesar del corto trayecto de observación e investigación que el Asperger tiene. Sin embargo, hoy mi intención no es recitar libros completos del tema ni citar a sus principales exponentes, tampoco pretendo pegar un montón de información que fácilmente puedes encontrar con algunos clics en la Red.
Hoy quiero invitarte a acercarte al Asperger desde mi experiencia, desde este lado del cristal, desde mi voz.
No sufro de una enfermedad, y es el elemento clave que quiero compartirte. Mi condición no es una limitante ni voy por la vida apesadumbrada por tener una interpretación distinta del mundo. Es cierto, soy diferente, créeme que lo noto y no es necesario estarlo escuchando dentro de toda conversación.
Te diré, la sociedad es cruel… y no digo que por exceso de maldad, sino por falta de información. Solemos evaluar a los demás desde la comodidad de nuestro individualismo, solemos aprobar o reprobar conductas desde lo que YO “pienso” o “considero” que debería ser… solemos etiquetar como si contáramos con un manual inamovible para hacerlo.
Olvidamos que, como dijo Jean Paul Sartre: “Nadie es como otro. Ni mejor, ni peor. Sólo es otro”. No soy superior a cualquier neurotípico, pero tampoco hay inferioridad en el papel que vengo a desempeñar en este escenario llamado vida. Soy diferente, ¿y qué con eso? Todos lo somos.
Te invito a imaginar por un instante… imagina la explosión de una bomba atómica con todos los elementos visuales, auditivos y sensoriales que eso implica.
Ahora, imagina tener que actuar como si nada hubiera pasando, como si no hubieses escuchado o visto algo… porque si reaccionas a esos estímulos alguien podría sentirse incómodo.
Suena absurdo el simple ejemplo, ¿no? Así de irrazonable es intentar “meter al molde” a las personas que están dentro de Espectro Autista, y más aún, a quienes vivimos en Asperger, pues muchos lo definen como Autismo de Alto Funcionamiento, y no porque “funcionemos” mejor que otra clasificación de autismo, sino porque provocamos menor incomodidad a quienes no lo comprenden.
Los Aspie hemos logrado adaptarnos a su mundo y a sus reglas, comprendemos que hay una ley y una moral, que hay comportamientos socialmente aceptables y que hay conductas que debemos modelar, regular y, algunas veces, suprimir.
Cierto, somos de alto funcionamiento, pero eso no significa que no nos encontremos en una batalla diaria con nosotros mismos, el que no se vea no quiere decir que no exista.
Es difícil explicarte con palabras simples lo que es un día plantada en mis zapatos… desde la hipersensibilidad en mis sentidos que provoca incomodidad en cosas tan simples como la etiqueta de mi blusa o la tela de mi pantalón… o las luces de los carros cuando voy al trabajo y aún no amanece por completo… quiero intentar explicarte lo que es ir al centro comercial y sentirse abrumado por la tormenta de estímulos visuales y auditivos… la dificultad de percibir diferencias entre dos productos y tener que invertir gran cantidad de tiempo evaluando todas las opciones porque sí, la obsesión por los detalles es parte de mí.
No asisto a fiestas con frecuencia, lo intento cuando representas parte importante de mi círculo social pero debes saber que hago un verdadero esfuerzo por no entrar en crisis al verme rodeada de gente, bullicio y descontrol.
Y eso del control es otro tema… mi agenda es una extensión de mí, tengo horarios, rutinas y hasta rituales que deben ser seguidos al pie de la letra para evitar la sensación de desequilibrio en mi vida… me gusta el orden, pero no cualquiera… me gusta MI orden y eso para ti podría representar desorden. ¿Paradójico? Creo que comienzas a conocer mi mundo.
Siempre he tenido dificultades en las relaciones interpersonales, debo aclarar, tengo consciencia de todo ello. Sé amar, y sé amar con intensidad.
No tengo ninguna distorsión afectiva, siento igual que tú, me emociono, me alegro, me entristezco y me enojo exactamente igual que tú… pero yo no siempre encuentro la manera correcta de expresarlo.
Mi espacio es vital y es muy mío… el contacto físico me cuesta en verdad… perdón si no te lleno de abrazos y besos al encontrarte después de un tiempo sin habernos visto… no es que no te extrañe, en realidad, en mis adentros hay un torrente de adrenalina y euforia pero no logro conectar mi emoción con mi cuerpo.
Perdona si dejo pasar un enojo o malentendido… no es falta de interés ni apatía… me duele, ¿sabes? Los conflictos me causan los mismos efectos que a ti… pero requiero procesar la información, paso por paso, suceso por suceso y encontrar la manera más apropiada de retomar la situación.
Soy Aspie… pero no dejo de ser humana, una humana consciente de sí misma y de los demás, soy crítica, soy reflexiva y analítica.
Tomo literal cada palabra que me dices, se me dificulta comprender el sentido figurado y si alguna vez haces alguna broma sobre mí, es complicado que yo la interprete como tal… créeme que invertiré horas enteras intentando entender por qué hiciste comentarios tan feroces hacia mi persona.
El hemisferio izquierdo de mi cerebro, que es el que analiza e integra conceptos va a todo lo que da… mientras que el derecho, que es el creativo y el que me permite equilibrar el raciocinio con la emotividad, requiere mayor estimulación.
“Eres una antisocial”.
Que, de hecho, está mal empleado el término, y no. No soy a-social. Mis círculos sociales son reducidos, es cierto, pero mi relación con pares está caracterizada por lealtad y sinceridad.
Tengo la capacidad de valorar a los demás por lo que son y no por lo que aparentan, así que no me importará ni tu sexo, ni tu edad, ni las brechas culturales que existan entre nosotros. No te juzgaré, de juicios anticipados ya estoy cansada.
“No me quieres/amas, nunca lo demuestras”.
El que tenga dificultades de relación expresiva (verbal y no verbal), no significa que no te quiera o te ame con toda el alma.
El simple hecho de mantenerme cerca de ti es muestra de sobra de que quiero estar aquí. Una ventaja es que los Aspie no sabemos aparentar o fingir emociones.
“No más te entra algo a la cabeza y nadie te saca de ahí”.
Tengo intereses absorbentes y excesivos por ciertos temas… encontrar el equilibrio es una tarea de todos los días; me encantan los detalles y me entusiasma la meticulosidad pero a veces puede ocupar gran parte de mis pensamientos.
Recuerdo detalles que son desatendidos por otros por ejemplo, nombres, fechas, números, horarios, rutinas.
“Eres muy lenta”.
Tengo actitudes perfeccionistas que dan lugar a lentitud en ejecución. Prefiero “el detalle” antes que “el todo” (Teoría de la Gestalt).
“Hablas raro”.
Tengo un lenguaje peculiar, para algunos suena formal, para otros pedante e inexpresivo (volvemos, cuestión de percepción)… y puede resultar molesto mi tono, mi ritmo y mi modulación de voz.
“Haces sonidos o movimientos todo el tiempo”.
Se llaman estereotipias. No son tics, ni estoy cantando internamente.
Son movimientos/sonidos que yo no planeo y difícilmente puedo controlar, representan una manera de expresar mis impulsos, no te preocupes.
“Nunca entiendes nada”.
Al contrario, comprendo de la manera más estricta y literal posible. Se me dificultan los dobles sentidos, si a eso te refieres. Mi conversación es transparente, no hay ninguna motivación oculta.
“Eres muy seria, ¿por qué no hablas?”.
La espontaneidad no es lo mío, si encontramos un tema de interés mutuo puedo hablar por horas pero si no, no debes incomodarte si en algún momento de la conversación sientes que eres tú quien más habla, soy enemiga de las “charlas ritualistas” o “triviales”… algo así como “hablar por hablar”, no va conmigo.
Suelo tener gran capacidad de escucha. Me fascina escuchar a la gente, es como mirar, por unos instantes, a través de sus ojos… así que tal vez prefiera no interrumpirte.
“¡Expresa! ¡Tienes cara de cartón!” .
No es apatía, no es desinterés. Tengo limitaciones y anomalías en el uso de gestos y lenguaje corporal. internamente no te imaginas todo lo que está pasando, por favor, no me presiones.
“Vístete / arréglate mejor”.
Quizá la mayor parte del tiempo que hemos convivido me has visto con cabello suelto, naturalmente esponjado y sin deseo aparente por verme sofisticada… es parte de mí, no te preocupes. Tengo una expresión corporal desmañada y no me causa conflicto.
“Tiemblas al hacer las cosas, te pones muy nerviosa”.
No es nerviosismo. Tengo torpeza motora de leve a moderada y aunque hay estrategias de estimulación, no puedo desarrollar habilidades psicomotrices en un par de meses.
La vida de un Asperger es compleja. La condición en sí requiere de un constante y oportuno tratamiento terapéutico y mucho, mucho trabajo personal… pero lo que provoca que un Aspie experimente sentimientos de ansiedad y tensión es la desinformación de las personas que le rodean.
Sólo yo conozco con exactitud lo que ocurre intrapersonalmente; tú ves acciones, actitudes, palabras y gestos… algunos pueden parecerte inapropiados y te comprendo, te comprendo porque no te encuentras de este lado del cristal.
No te pido modificar el mundo sólo para mí, no lo necesito, al fin de cuentas cuatro de cada mil personas en este planeta hemos desarrollado habilidades para desenvolvernos activamente en la sociedad. Sólo te pido respeto, tolerancia y empatía.
No son hormonas, no me malcriaron cuando niña, no soy apática ni insensible, no soy mala persona por mostrar distancia afectiva y tampoco son ajena a tus emociones… Soy Asperger. Te veo, te escucho y reacciono ante ti… tengo lapsos de ausencia característicos en este síndrome pero cohabito contigo y genero sentimientos hacia ti.
A mí, un diagnóstico me cambió la vida y me explicó el conflicto existencial que cargaba durante años.
Sé que fuera de mi habitación hay muchos más que siguen desconociendo del tema sintiéndose frustrados al no “encajar” en las situaciones socioculturales donde se desenvuelven día a día… sintiéndose incomprendidos aún por sí mismos… ajenos a la realidad, inhábiles en expresar lo que pasa por su mente… y sé que también están todos sus familiares y amigos sintiendo una gran barrera en la comunicación, experimentando angustia por no tener claro lo que ocurre… pensando que no hay reciprocidad en sus relaciones, interpretando desde su propios ojos, suponiendo historias inexistentes y etiquetando… porque es más sencillo etiquetar lo desconocido, que explorar otras realidades.
Si te has sentido identificado con alguna de las dos partes, sólo puedo darte un consejo. Infórmate, investiga, busca ayuda y aprende a aceptar con amor las diferencias. A través del cristal de mi Asperger.
Lucía Xitlali Quiñones Compeán 16 de abril de 2019
Espero que este testimonio te haya gustado, si es así recuerda suscribirte a nuestro blog.
Te recomiendo ver este vídeo donde explico las características de las mujeres con asperger y autismo:
También este articulo de Angela Corredor donde nos habla de como es la interacción dentro de un grupo de persona con asperger.
Gracias, muchas gracias por tu artículo. Tengo un hijo diagnosticado con Asperger, ya tiene 10 años, a veces confieso que no he podido comprenderlo, pero tu escrito me anima a cambiar mi actitud con él, para un padre es difícil aceptar que un hijo tenga pautas diferentes de desarrollo, pero al fin y al cabo, es un ser humano único, quizá no todos seamos «normales» después de todo, quizá cada uno de nosotros es el resultado de condiciones psico biológicas y socio culturales en distinta proporción, pero me alegro después de todo haber leído tu texto, ahora sé que puede estar sintiendo mi pequeño y tendré mucha más paciencia con él. Gracias y sigue adelante. Saludos desde El Salvador