8 SEÑALES QUE TE INDICARAN ANSIEDAD EN PERSONAS AUTISTAS

El autismo es una condición que enmascara muchas situaciones, entre ellas la ansiedad. Las personas con autismo están sometidas a diario a estados de ansiedad originados por múltiples factores.

Algunas veces tiene que ver con la variación de su rutina, trastorno de orden sensorial o dificultades de comunicación que les impide expresar su malestar. En todos los rangos del espectro autista está presente la ansiedad y en todos se manifiesta de diferente forma.

Es importante conocer esas señales que nos pueden indicar que una persona con autismo está enfrentando un estado de ansiedad y así, poder intervenir, apoyarle y enseñarle a autorregularse o por lo menos a sentirse comprendido.

Estas son ocho señales que indican que una persona con autismo está viviendo u periodo de ansiedad.

1. Inquietud, agitación e impaciencia

Cuando una persona con autismo presenta ansiedad lo primero que vamos a ver son estados de inquietud, agitación motora, las estereotipias se incrementan y se hacen más intensas. Pueden saltar, correr o caminar sin sentido e incluso poniéndose en riesgo. Es también muy común el que no se puedan quedar sentados en una actividad o que no respondan a las terapias que requieren una rutina de movimientos porque hay demasiada hiperactividad.

En cuanto a la impaciencia, un indicador de ansiedad es el hecho de no poder esperar y de allí comenzar a presentar conductas de impulsividad repetidas: como tomar alimentos que no son para él, beber líquido sin límites o escaparse a la calle. Si la situación es reiterada se puede estar frente a un caso crónico de ansiedad.

2. Tensión muscular

Es una característica fuertemente vinculada a la ansiedad, esto influye en la parte motriz y sensorial. Su tensión física hace difícil que desarrollen actividades que requieran destreza y delicadeza, como manipular objetos que se puedan romper o no tener control sobre su propia fuerza. Los padres indican también que sus hijos presentan rigidez muscular y dolores localizados derivados de tensión en el cuello o en la espalda.

3. Dificultades de sueño

De las cosas que más caracterizan los trastornos de ansiedad son las dificultades de sueño. De por sí las personas con autismo tienen ciclos irregulares de sueño, pero cuando hay ansiedad esos ciclos se tornan más anormales. Los trastornos de sueño van desde no poder conciliar el sueño, hasta dormir demasiadas horas, sobre todo en el día o periodos de sueño cortos y superficiales. Las personas con autismo al presentar ansiedad tienen una actividad mental muy alta o una carga de neurotransmisores que impiden conciliar el sueño. Así que, si ves que tu hijo no duerme bien, la causa puede ser un proceso de ansiedad que está cursando y es necesario primero intervenir el detonante de ansiedad antes que prescribir hipnóticos o pastillas para dormir.

4. Preocupación excesiva (cuando hay demasiada ansiedad)

Es otro de los síntomas más comunes de la ansiedad son los pensamientos recurrentes. En una persona con autismo (sea verbal o no verbal) se manifiesta en ecolalias más intensas o en obsesionarse hablando de un solo tema. Hay que estar atentos a lo que dicen esas ecolalias o los temas de los que habla porque suelen darnos claves de las causas de su ansiedad.

Otra de las cosas que pueden llevar a la preocupación es justamente lo que nos recomiendan: la anticipación. Un evento como la ida al médico o la entrada a la escuela planificada con demasiada antelación lo que ocasionará será que esté pensando en esa fecha todos los días. Y generalmente sus pensamientos son catastróficos.

5. Agotamiento, fatiga

Los estados de ansiedad y más en personas con autismo, consumen mucha energía. Si esos estados de ansiedad se prolongan en el tiempo pueden llevar a la fatiga y el agotamiento. Impedirá que pueda desarrollar actividades de rutina y estará visiblemente cansado, quieto o reacio a ejecutar hasta las tareas más simples. A veces la quietud no es un indicador de calma sino de ansiedad, así que se debe estar atentos, sobre todo cuando se trata de personas que tienen mucha energía o siempre están activos.

6. Atención dispersa

La concentración se ve afectada de manera determinante por la ansiedad. En el autismo se manifiesta en desconexión de las tareas habituales, retrocesos en avances que ya se habían logrado o simplemente ausencia de interés. Las personas con autismo suelen concentrarse en ese pensamiento que les angustia y no pueden llevar su mente a otro lado, no saben cómo hacerlo. A veces se les encomiendan tareas que tardan en ejecutar o las hacen mal no por incapacidad o porque no sepan cómo hacerlo, sino porque su atención está en eso que les preocupa.

7. Irritabilidad, rabietas

A veces las rabietas son tomadas como conducta autista y no se buscan las causas más allá de la condición. Muchos profesionales medican esas manifestaciones de ansiedad sin imaginar que un evento traumático o estresor es el que las ocasiona. Una rabieta puede ser la máxima señal de una ansiedad en su más potente manifestación. Imaginen qué necesitarían ustedes para explotar en una rabieta monumental. Una situación límite que no puedan manejar.

Así mismo la persona, aunque no muestre rabietas, puede verse irritable, desafiante y contestatario. No quiere que se le toque, se resiste a cumplir con sus actividades y puede tornarse autoagresivo o agresivo con quienes le rodean. Esto no quiere decir que las personas con autismo sean violentas, simplemente no pueden manifestar su ansiedad de formas más productivas y usará estas manifestaciones.

8. Aislamiento y tristeza

El aislamiento pareciera mostrarse en el autismo como una característica más. Es de esas cosas que se dicen “es autismo”. Pero estamos equivocados a creer que el aislamiento es una característica y no tiene una razón. Las personas con autismo generalmente se aíslan porque no saben cómo interactuar con el entorno y si ese entorno es hostil mucho más complicado.

Una persona con autismo que empieza a tornarse melancólico o aislado está mostrando que no puede manejar su estado de ansiedad y entonces se repliega en sí mismo. Dejarlo que se aísle puede ser bueno en principio para que se autorregule o para respirar de la exigencia del entorno, pero si se vuelve un estado recurrente, se debe empezar a indagar qué está sucediendo y qué nivel de ansiedad está manejando. Esto para que las cosas no empeoren y desencadene en trastornos mucho más difíciles de manejar.

Como vemos algunas características que atribuimos al autismo, tienen que ver más con la ansiedad que las personas con la condición. Es importante que veamos más allá de la teoría y analicemos a la luz del contexto y de las particularidades de cada persona si lo que en realidad se está reflejando es un estado de ansiedad y así poder ayudar. Sobre todo, en personas cuyo lenguaje se los imposibilita.

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EL AUTISMO EXPLICADO DESDE LA “TEORÍA DEL MUNDO INTENSO” (COMO UNA POSIBLE CAUSA DE ANSIEDAD)

EL AUTISMO EXPLICADO DESDE LA “TEORÍA DEL MUNDO INTENSO”

Aquí también te comparto este video donde te explico de manera la ansiedad se puede presentar como una comorbilidad dentro del autismo.

LA ANSIEDAD EN EL AUTISMO Y SÍNDROME DE ASPERGER.

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