AUTOR: ANGELA CORREDOR
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Las redes sociales le da a los usuarios la posibilidad de socializar cuando lo desee, de compartir lo que quiera, de modificar sus publicaciones, de hacer de su foto de perfil un gancho de aceptación. Pero no lo es para personas con autismo, quienes sienten desde su infancia un constante escrutinio de su vida sobre todo partiendo de sus errores y fallos derivados de su condición.
La ansiedad social es la comorbilidad que más acompaña al autismo junto con la ansiedad. Cualquiera creería que al estar tras una pantalla y no tener interacción directa genera cierta seguridad y la verdad, no es tan así.
Las personas con autismo constantemente están buscando pertenencia y es por esto que las redes sociales les permiten un espacio para compartir sin la presión de la inmediatez o del contacto visual o de elaboradas conversaciones en las que no tienen tanto éxito. Así que se unen a una herramienta que les proporcionan las plataformas: los grupos.
Eso hizo Jorge. Un estudiante de Ingeniería Electrónica, quien ante la soledad que le generaba la poca conexión social en su universidad, optó por unirse a un grupo de personas con autismo en una red social. Al principio todo parecía ir de acuerdo al plan: publicaciones una vez al día y esperar comentarios. Tiempo después decidió entrarle a los hilos que se discutían sobre las vivencias como adultos dentro del espectro. Jorge dejó las redes sociales, por lo menos por un tiempo. Sus compañeros autistas o asperger hicieron de este espacio el más angustioso de cuantos haya frecuentado.
Cuando se sintió mejor, más fuerte anímicamente, retornó a las redes sociales pero un poco prevenido, le preocupa la respuesta que tenga su publicación, lo que pensaran de él y todavía más si lo ignoran (estrategia que suelen usarse como una forma pasiva de hostigamiento).
Una red social que debería ser el catalizador perfecto para la ansiedad social, termina siendo fuente de la misma ansiedad. Quizá porque no han sido conscientes de algunos detalles de la realidad que vivimos:
- Suceden muchas cosas en un solo día en muchos rincones del mundo y todas se filtran a pesar del algoritmo.
- Las personas tienen sus tópicos de preferencia y los temas que se publican no son del gusto de todos.
- Las personas a duras penas reaccionan, no deberíamos esperar que comenten con una mente en constante distracción.
- Y tampoco comentarán si en realidad no leen. Las publicaciones que redireccionan a artículos (más si son extensos o compkejos) no generarán comentarios tan fácilmente.
Así que además de los parámetros de un algoritmo que nadie comprende, hay comportamientos sociales que hacen la interacción aún más difícil. No eres aburrido, el mundo es un caos que busca la dopamina más que al oxígeno.
ENTONCES, QUÉ HACER?
- Se consciente, teniendo en cuenta lo anterior, que una publicación se mueve entre millones y que la visibilidad la determina patrones que desconocemos. Publica porque quieres compartir lo que piensas sin esperar las reacciones.
- Concéntrate en los demás al momento de interactuar, has preguntas, trata de no elaborar monólogos sobre un tema pensando que parecerás interesante. A la gente le gusta que se interesen por ellos.
- No te compares con otros usuarios. Algunos de ellos tienen nichos o grupos de seguidores cultivados por años. Otros tienen el don comunicativo y otros más son controversiales (justo lo que le gusta al algoritmo). Tú disfruta tu paseo y comenta sin luego ir a ver quién te respondió.
- No creas todo lo que ves. Aquellas mariposas sociales que publican fotografías de viajes o en sitios divirtiéndose suelen tener vidas tan aburridas como las demás, solo que son buenos creando mundos ilusorios. Igual si es cierto que cazaron un mamut en el Zerengeti, no es algo que te interese, sigue de largo, quizá más adelante alguien comente que estuvo en la librería y compró un buen libro… ahí es!
- Comenta! Nunca fue tan fácil dar tu opinión sin tener que pedir la palabra o rogando que te tocara el turno. Comenta dentro de un marco respetuoso y por qué no jocoso cuando lo amerite.
- En las videollamadas apaga tu cámara si no vas a hablar, te concentrarás más en los otros que en ti mismo y dejarás de pensar: “espero que no noten la montaña de ropa donde duerme mi perro”
- Crea momentos para las redes sociales. Estar las 24 horas conectado te llevará a perder la perspectiva. Si no te alimentas de otras fuentes de actualidad o de conocimiento, tus opiniones serán cada vez más precarias e incluso te unirás a otros con ideas tontas. Alimenta tu base de datos.
- Sé como eres. No intentes adaptarte a un grupo virtual solo por estar allí. No pierdas tu autenticidad. Y si algo no te gusta… aléjate. Atiende tu instinto.
Ser un animal social no es nada fácil. Pero puedes ser un ser sociable y usar como entrenamiento las tecnologías de las que ahora disponemos. Quizá mañana Jorge termine tomando un café con la chica a la que le comentó el libro que justo él también está leyendo.
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Te invito a ver este video en YouTube donde hablo de 6 estrategias para ser mas sociable.
y este articulo de Angela Corredor donde hace un análisis de algunas tendencias en el mundo del autismo en redes sociales en estos tiempos de pandemia.
Autismo: Un año entre pulpos, vino y zoom.
